Cuando la mayoría de las personas quieren perder peso, lo primero que suelen hacer es comenzar una dieta. Y una dieta para la mayoría de las personas significa “dejar de comer”.
¡Incorrecto!
Una dieta saludable debe consistir en comer menos de los alimentos que contienen calorías de carbohidratos simples (azúcar y harina procesada) y más granos enteros, frutas y verduras frescas y buenas fuentes de proteínas. Esta es la base de un buen plan de dieta baja en carbohidratos.
De hecho, ¡una buena dieta debería hacer que comas más en lugar de menos! No más comida, sino más a menudo.
El cuerpo es un mecanismo maravilloso. Está orientado hacia un objetivo importante. Supervivencia. Cuando tu cuerpo se siente amenazado por la falta de alimentos, automáticamente asume que se está muriendo de hambre.
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Para combatir esta afección, el cuerpo comenzará a descomponer los músculos para usarlos como energía y guardará sus reservas de grasa para el último esfuerzo para salvarse de lo que cree que es la muerte inminente.
Esto es malo en dos frentes.
Primero, al usar tejido muscular para obtener energía, estás perdiendo una masa magra preciosa que es metabólicamente activa. Esto significa que necesitas energía para apoyar el músculo, lo que ayuda a mantener tu metabolismo funcionando a un ritmo más alto. Un metabolismo más alto significa más calorías quemadas incluso en estado de reposo.
La grasa, por otro lado, no necesita energía para mantenerla. Es simplemente peso “muerto”.
En segundo lugar, el cuerpo comenzará a almacenar más grasa porque se está preparando para lo peor. Tu supervivencia es la preocupación más importante de tu cuerpo, por lo que hará todo lo posible para mantenerse con vida.
Entonces, ¿qué puedes hacer si quieres comer menos sin morirte de hambre y enviar tu cuerpo a este modo de defensa?
Come comidas más pequeñas con mayor frecuencia durante el día.
Esto funciona en dos niveles.
Al comer con más frecuencia no tendrás hambre tan rápido y tu metabolismo se mantendrá elevado porque estará digiriendo alimentos con más frecuencia. La digestión de alimentos utiliza calorías como cualquier otra actividad física.
Así que aquí está el plan. Come cuatro o cinco comidas al día. No es lo que la mayoría consideraría una comida (plato principal con dos lados y postre), sino una pequeña porción de proteína junto con algunas frutas y verduras frescas.
Esto se puede lograr con un poco de planificación y preparación en tu tiempo libre.
Cocina las comidas de su semana (el pollo sin piel es una excelente fuente de proteínas y generalmente se puede comprar en un paquete grande o económico en su supermercado local) y refrigere en paquetes separados, uno para cada comida.
Las claras de huevo también son una muy buena fuente de proteínas. Mezcla tres o cuatro huevos ponlos al microondas durante aproximadamente 90 segundos, batiéndoloss y otra vez al microondas, durante otros 60 segundos, puedes tener algunos huevos revueltos esponjosos prácticamente en cualquier lugar. Sin todo el colesterol de otras preparacionesl!
Compra tus productos y límpialos, separándolos también en porciones del tamaño de una comida. Todo esto se puede hacer en unas pocas horas los fines de semana.
Comprar algunos contenedores de almacenamiento desechables puede ayudar a mantener las cosas convenientemente organizadas.
Intenta comer cada tres horas más o menos para mantener tu metabolismo y energía arriba. Esto también te ayudará a mantenerte alejado de esos atracones o antojos que te perjudican.
Además, bebe mucha agua. El agua ayudará a limpiar tu cuerpo y a sentirte lleno.
Como puedes ver, con un poco de planificación y siguiendo un plan de dieta baja en carbohidratos, ¡a veces comer más puede ser mejor!
