Muchas personas hoy están estresadas. Millones están temiendo la muerte. Millones temen por lo peor.
Y se va a poner peor, porque ahora que salimos de la pandemia, vendrá la depresión económica.
Y entonces serán muchas las personas que estarán estresadas por las dificultades financieras.
Crecí en un hogar en el que mi padre me enseñó que su versículo favorito era ” A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien” Romanos 8:28 Y esa actitud siempre positiva, siempre mirando con esperanza al futuro, siempre con la fe puesta en Dios me marcó para bien.
Una mujer que amé y que partió a la presencia de Dios, me impactó por el grado de temor y prevención que tenía hacia los demás.
Siempre la vi cuidándose de las personas, prevenida vigilando que nadie le fuera a hacer daño. Fue tal la prevención que partió de este mundo sin que nadie hubiera podido acercarse a socorrerla en sus horas finales.
Sé que esta última historia te impactará, sin embargo no está muy lejos de lo que le ha pasado a muchas personas.
Un colega médico me dijo hablando del coronavirus: “este virus mata!” Parece que mi colega no sabía que yo como médico, especialista en salud pública, se que el coronavirus mata.
Lo que mi colega no sabía es que no le temo💪🏻.
Hoy 2 meses luego del primer caso en mi país y 6 meses luego del primer caso en China, puedo decir que no he sentido temor.😊
Y se que para ti que estás leyendo esto, tal vez suene pretencioso.
Y creo que debo aclararte. Por qué no he tenido temor.
Desde hace años, cuando pasaba unos momentos oscuros de mi vida, con muchísimas dificultades. Con muchos desafíos. Con problemas familiares que parecían más un infierno que otra cosa, tomé tal vez una de las mejores decisiones de mi vida: haría que este versículo fuera el lema de toda mi vida: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Salmos 23:4
Y claro, primero, fue proceder al arrepentimiento y entregar mi vida a Jesucristo como mi único y suficiente salvador, y entonces pude beneficiarme de esta promesa.
Muchas personas toman pasajes de la Biblia sin construir una relación genuina con Dios y creen que como fórmula milagrosa se aplicará para ellas.
Otras personas intentan limitar el poder de Dios y piensan que Dios quiere que suframos, que si somos hijos de Dios debemos buscar el sufrimiento y debemos vivir una vida de padecimientos etc.
Sin embargo Dios sí quiere que estés bien. Dios sí quiere que prosperes en todo. En 3 de Juan 1:2 “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” Claro algunos dirán que ese pasaje no es para todos sino para un personaje llamado Gayo que aparece en el versículo anterior: “El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad.”
Sin embargo este deseo de prosperidad de Dios para nosotros está en el versículo siguiente: 3 Juan 1:3 “Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad”.
Es decir que de la mano de Dios, de andar bajo la voluntad de Dios en obediencia a Dios si hay resultados positivos en nuestra vida.
Por eso hoy te digo que si es posible estar sin temor. Claro podrás estar inquieto, podrás pensar en cómo mejorar las cosas. Sin embargo no temo porque la vara y el cayado de mi Gran Dios me infunden aliento todo el tiempo. .
Así que te invito a que deposites tu fe y lleves tus temores al único que es capaz de soportar esto y darte una nueva realidad. A Dios a través de su hijo Jesucristo.
Vamos adelante!!