Estamos en tiempos de crisis en el mundo entero.
El coronavirus ha traído un cambio en nuestro mundo como no habíamos visto antes.
Es una ilusión intentar negar que hay desafíos. Sencillamente eso no sirve.
Por eso hay que enfrentar los desafíos como debe ser.
Hoy te voy a hablar desde mi experiencia personal, y de lo que se que ha funcionado a través de los siglos para millones de millones de personas.
Desde los 8 años de vida he sido ayudado para enfrentar con éxito desafíos inmensos en mi vida.
Son enseñanzas que me inculcaron mis padres y que además he visto cómo la ciencia médica ha confirmado sus beneficios en los seres humanos.
John Maxwell uno de mis mentores en cuanto a inteligencia emocional, liderazgo y desarrollo personal afirma:
Si estamos seguros en Cristo, podemos correr cualquier riesgo en la vida. Los que se sienten inseguros nunca se arriesgan al fracaso. En cambio los que se sienten seguros son sinceros y lo reconocen cuando sucede. Buscan ayuda y lo intentan de nuevo. Ellos pueden cambiar.
Hay 3 fuerzas respecto a Dios para tener una actitud de vencedor en momentos de crisis.
Fuerza # 1: La Palabra de Dios
Cuando las verdades de la Biblia penetran a nuestra mente y a nuestro corazón, nuestra actitud mejora.
Fundamentos de fe para una actitud cristiana positiva:
Romanos 8
Primer fundamento: «Soy importante»
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (vv. 28–30).
Segundo fundamento: «Estoy seguro»
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (vv. 31–39).
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad (Isaías 43.18, 19).
Fuerza # 2: Oración
Muchos destacados hombres de oración de la Biblia fueron efectivos, aunque breves. El Salmo 25.1–10 es una oración corta, sencilla y sincera.
Aprendemos cinco cosas de la oración de este hombre en los versículos 1 al 10.
1. Sabe en qué dirección buscar ayuda
A ti, oh Jehová, levantaré mi alma (v. 1).
El humanista mira solamente los recursos humanos disponibles. El cristiano inmediatamente mira a Dios. El hombre de oración sabe que las bendiciones de Dios no son opcionales. Son una necesidad.
2. Sabe en quién confiar
Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa (vv. 2, 3).
Una actitud de confianza es la clave para la oración efectiva basada en el carácter de Dios. La confianza de las confianzas debe ser la confianza en Dios.
3. Conoce el propósito de la oración
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día (vv. 4, 5).
El propósito de la oración es cambiar. Cuando oramos pidiéndole a Dios que cambie una situación, casi siempre comienza con nosotros.
Si quieres que las cosas cambien debes cambiar tu primero.
4. Conoce la base de la oración
Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová (vv. 6, 7).
El salmista no se acerca a Dios basado en su propia grandeza, sino que viene a Él «conforme a tu misericordia». El cambio de David se basa en lo que Dios es, no en lo que hace.
5. Conoce el futuro de la oración.
Bueno y recto es Jehová; por tanto, Él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios (vv. 8–10).
El futuro es tan sólido como el carácter de Dios. La fidelidad de Dios se basa en sus atributos, no en tus acciones. Lleva las actitudes equivocadas a Él.
Fuerza # 3: El Espíritu Santo
Hay cerca de trescientas referencias al Espíritu Santo en el Nuevo Testamento. La palabra con la que está continuamente asociado es «poder».
En Juan 16.4–16, Jesús enseña:
Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más, y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.
Hechos 1.4–8: Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Les prometió poder cuando recibieran el Espíritu Santo.
Tú puedes tener ese mismo poder. Cambiar una actitud no es fácil, pero he visto modelarse muchas actitudes por medio de la oración.
Si deseas cambiar la actitud de estrés en estos momentos, y estás pensando en eso, recuerda que no puedes hacer nada por ti mismo. Primera de Juan 4.4 dice: «Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencidos; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo».
Para terminar esta es la fórmula que sugiero para el éxito espiritual:
Si quieres angustiarte, mira hacia adentro
Si quieres derrotarte, mira hacia atrás
Si quieres distraerte, mira a tu alrededor
Si quieres desmayarte, mira hacia adelante
Si quiere liberarte, ¡mira hacia Dios!
Basado en Actitud de Vencedor de John Maxwell